diumenge, 7 de novembre del 2010

Canvia la manera de jugar als videojocs

La notícia que he tret del diari literalment és:

"La semana que viene aterriza Kinect, revolucionaria propuesta hacia la interactividad total en el videojuego
O, si se prefiere, «yo mando» sin coma y a lo loco. Porque esa es la madre del cordero de Kinect, el experimento antes conocido como Project Natal (igual que la Wii se llamaba Revolution, ¿se acuerdan?): metamorfosearse en un joystick con patas y dirigir con nuestros propios movimientos el entramado y el desarrollo de cada videojuego. Verbigracia: un pequeño paso para el jugador, un gran paso para la industria, la realidad virtual mató a la estrella de la consola, etcétera. O, como dijo el mismísimo Spielberg apadrinando el prodigio en la feria E3 de 2009: «No es que se haya reinventado la rueda, sino que se ha eliminado por completo». Una bonita metáfora, salvo por un detalle: ¿está realmente preparado el usuario para prescindir de algo tan intrínseco y seminal en la filosofía y casi la metafísica del «ente videogame» como es un mando, auténtico cordón umbilical entre el hombre y la máquina? Está claro que jugar a Kinect puede cambiar el «oremus» sobre el que se cimientan muchas bases de este sector. Pero también está claro que éste puede ser el primer ladrillo para una nueva era de la industria del entretenimiento que se irá desarrollando a lo largo del siglo XXI. Algunos miran hacia atrás (el cine con el viejuno 3D) y otros, hacia un horizonte no tan lejano. Unos apuntan a la luna y otros se emboban contemplando el dedo. Lo de siempre.


Pero, ¿cómo se invoca la «magia» del nuevo invento de Microsoft? Sencillamente, conectando Kinect a la Xbox 360, plantándote delante del aparato y moviéndote al compás marcado por cada juego. Gracias a su sistema de captura corporal, la cámara de Kinect efectúa un «tracking» completo de la cabeza a los pies del jugador, sin importar si éste es tamaño Torrebruno o Shaquille O’Neal. Aparte, Kinect también tiene memoria de elefante, pues recuerda caras y voces para que la experiencia multijugadora esté garantizada. De hecho, estamos hablando del primer sistema en todo el mundo que utiliza una cámara de vídeo en 3D, un sensor de profundidad, un micrófono multidireccional y un procesador que administra el software. Además, a diferencia de otros mecanismos de reconocimiento corporal como la cámara Playstation Eye para la PS3 o la Xbox Live Vision para la 360, el dispositivo no depende del chorro luminoso del lugar donde nos encontremos, sino que la máquina nos «obedece» en cualquier lugar con sólo escucharnos o mirarnos de reojo a la cara. Lo que se dice una mascota fiel.
Más que la Wii
Y, visto cómo se las gasta el juego, ¿cuánto se va a gastar el jugador en él? Pues, según las apreciaciones más optimistas de Aaron Greenberg, jefe de la división de entretenimiento interactivo e imagen pública de Microsoft, Kinect venderá más que Wii cuando fue lanzado. Considerando que la campaña navideña está a la vuelta de la esquina, unas tres millones de unidades. Una perspectiva ambiciosa, quizá motivada por las buenas cifras de venta de su último «competidor tecnológico» PlayStation Move durante su primer mes: millón y medio en Europa y medio millón en Estados Unidos. Y eso que el invento de Sony no deja de ser un sosias del mando de Wii con una bolita luminosa multicolor adherida. Aunque, eso sí, mientras que PS Move cuesta 40 euros, Kinect saldrá a la venta el próximo día 10 por 149,99 dólares, unos 118 euros.
De todas formas, el ADN «casual» del que hace gala el periférico más consolero de la historia moderna de los videojuegos garantiza un aprovechamiento familiar con la rentabilidad asegurada. Y es que muchos «xboxnómanos» echaban en falta poder jugar con sus hijos pequeños en plan «tajada social». Ahora por fin será posible. Los «gamers» quizá esperen con ansia la Kinect 2 compatible con la Xbox 720. Soñar es gratis. De momento. "


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dijous, 4 de novembre del 2010

Stuxnet, "el misil más letal de la ciberguerra"

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LA NOTÍCIA DEL DIARI ÉS:

"Quienes han instalado la actualización MS10-061 de Windows, calificada como crítica para Windows XP, y algo menos importante para Windows Vista y Windows 7, no se han dado ni cuenta de que estaban siendo víctimas colaterales de los nuevos métodos de ciberguerra. Es decir, estaban tapando una de las vulnerabilidades del sistema operativo aprovechadas por el nuevo gusano Stuxnet.

“El virus fue descubierto por la compañía antivirus bielorrusa VirusBlokAda a mediados de julio de 2010. De todas formas, parece que se estuvo extendiendo durante tres o cuatro meses antes de que se descubriera”, explica David Emm, consultor experto en tecnología de Kaspersky Lab, una de las compañías que más tiempo ha dedicado al estudio de este nuevo código malicioso.

Pero, ¿qué tiene este virus para haber sido calificado como "el primer misil de la guerra cibernética del siglo XXI"? En primer lugar, se diferencia de los demás códigos maliciosos existentes en su intencionalidad. Mientras la mayoría del malware que infectan los ordenadores tiene un propósito económico, “Stuxnet se ha diseñado para sabotear sistemas específicos”, afirma tajante Emm.

Esto no hubiera tenido demasiada importancia si esos sistemas específicos no fueran los sistemas de control Simatic WinCC SCADA. Se utilizan para controlar y monitorizar diversos tipos de instalaciones industriales, como plantas de energía, refinerías de petróleo, oleoductos, salas de control de constelaciones de satélites, centrales de comunicaciones, aeropuertos, instalaciones portuarias, e incluso muchos sistemas militares y de seguridad.

Los investigadores de seguridad estiman que más de 45.000 ordenadores en todo el mundo han sido infectados por Stuxnet, pero según la firma Symantec, más del 60% de ellos están en Irán. Casi todos los analistas coinciden en que esto demuestra que el objetivo podría haber sido una instalación de alta seguridad como el reactor nuclear de Bushehr o la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz.

Ataque a las instalaciones iraníes

Los propios iraníes afirman que han sido atacados por una nueva forma de guerra electrónica, y que más de 30.000 ordenadores de su país han sido infectados, incluyendo algunos del departamento de administración de la central nuclear de Bushehr. Portavoces del ejército iraní han afirmado que la misión de este nuevo gusano podría ser enviar información acerca de la capacidad de producción de uranio. De todas formas, esos portavoces reconocen que la infección está ya controlada, y que en un par de meses podrían haber erradicado el código malicioso.

Los expertos occidentales, tras estudiar el código, no están de acuerdo en que sólo sea una herramienta de espionaje. Están convencidos de que el objetivo de Stuxnet era el sabotaje. Al fin y al cabo, se infiltra en instalaciones de alto riesgo, donde el simple malfuncionamiento de una válvula que se abre a destiempo puede provocar una catástrofe sin precedentes.

Más que un ataque terrorista, los investigadores consideran que es una nueva arma de guerra sucia, una especie de misil cibernético dirigido con puntería al corazón de ciertos sistemas de importancia estratégica. Y diversas pruebas lo corroboran. La primera es la enorme complejidad del código empleado. No se trata del típico virus que un adolescente puede ensamblar con un kit en apenas 15 minutos. “Stuxnet es un gusano que explota nada menos que cuatro vulnerabilidades de los sistemas de Microsoft”, aclara David Emm. Además, se esconde fraudulentamente bajo dos certificados auténticos, uno de Realtek y otro JMicron.

Así, el virus ha podido permanecer en la sombra durante muchos meses. Para crear un programa semejante hace falta una ingente inversión económica, y la creación de un equipo formado con los mejores programadores de virus informáticos del mercado y con expertos en el sistema de control SCADA de Siemens. Algo que se supone que sólo está al alcance de los gobiernos. Las sospechas de los iraníes apuntan al gobierno estadounidense, que está llevando a cabo una intensa ofensiva contra sus instalaciones nucleares, pero también sugieren la implicación de determinados gobiernos como el israelí o el indio, ambos con capacidad suficiente como para montar una ofensiva semejante.

Las firmas de seguridad más importantes del planeta siguen estudiando este gusano, analizando con detalle cada línea de código. Al parecer, ha sido diseñado para infiltrarse en los ordenadores a través de un dispositivo USB infectado. Sólo así es posible penetrar en los sistemas SCADA que, por regla general, no están conectados a Internet. Si esa vía de contagio fuera la única, sería fácil erradicar, pero tiene una prodigiosa capacidad de mutación, y además puede extender la infección entre sistemas, aprovechando las capacidades de impresión en red de los ordenadores. Con respecto a cómo llegó a las instalaciones nucleares iraníes, todo son especulaciones, pero el origen podría haber sido un ordenador portátil infectado propiedad de uno de los expertos rusos contratados por Irán para el mantenimiento de sus instalaciones críticas.

Microsoft ha cubierto las vulnerabilidades, y Siemens, la compañía desarrolladora de los sistemas de control SCADA, ha creado una vacuna. Sin embargo, Eugene Kaspersky, fundador y presidente de Kaspersky Lab asegura lo siguiente: “Creo que representa un punto de inflexión, el amanecer de un nuevo mundo, porque antes sólo nos enfrentábamos a cibercriminales, pero me temo que estamos asistiendo al nacimiento de la era del ciberterrorismo, de las armas y las guerras virtuales (...) Con Stuxnet se ha abierto la Caja de Pandora”.